Todos somos conscientes de cómo se encuentra la salud medioambiental de nuestro planeta. Según alertó la ONU, cada día se extinguen 150 especies animales por la actividad humana, lo que se considera la mayor pérdida biológica desde que desaparecieron los dinosaurios con el final del Cretácico. No hay duda de que el ser humano es el mayor depredador del planeta Tierra.
En 1662 fue visto el último ejemplar de Dodo, la primera ave diezmada por el hombre moderno. Sir Thomas Herbert, le dedicó un dramático epitafio al extraño y rechoncho pájaro: “Tienen un semblante melancólico, como si fueran sensibles a la injusticia de la naturaleza, al modelar un cuerpo tan macizo destinado a ser dirigido por alas complementarias ciertamente incapaces de levantarlo del suelo”.
El último Tigre de Tasmania o Lobo marsupial en cautiverio, se capturó en 1933 y fue enviado al zoológico de Hobart, donde sobrevivió tres años. Este ejemplar se cree que era una hembra y murió por una negligencia de sus cuidadores al quedar expuesto a la intemperie durante un raro cambio meteorológico en Tasmania. Un día de calor sofocante durante el día y temperaturas glaciales por la noche dejó exhausto al animal.

Águila real ibérica (Aquila chrysaetos homeyeri). Modelo: Ian Solé. Foto: @Walter Jenkel

Ciervo común (Cervus elaphus hispanicus). Modelo: Joaquín Gallego. Foto: @Walter Jenkel

Ratonero común (Buteo buteo hispaniae). Modelo: Carlos Wörner. Foto: @Walter Jenkel

Culebra viperina (Natrix maura). Modelo: Marc E. Lafuente. Foto: @Walter Jenkel
La paloma migratoria pasó de ser el ave más abundante del mundo a estar extinta. Estas aves fueron cazadas de forma masiva con el fin de aprovechar su carne, frecuentemente consumida por las clases más humildes, ya que era más barata que la de cualquier otro animal. La última paloma migratoria salvaje de la que se tiene noticia fue tiroteada por un niño en Ohio, en 1900. Martha fue el último ejemplar mantenido en cautividad y murió, debido a su avanzada edad de veintinueve años, el 1 de septiembre de 1914 en su jaula del zoológico de Cincinnati. En el Instituto Smithsoniano se sigue exhibiendo hoy en día su cadáver disecado.
Pero sin ir más lejos, en la segunda mitad de ese siglo, multitud de cazadores europeos, de Francia, Gran Bretaña y España, acudían a la zona del Pirineo Catalán en busca de ejemplares de Cabra montés pirenaica. Su rareza en el mundo y el imponente tamaño de la cornamenta de los grandes machos reproductores, más gruesa y separada que la del Íbice de los Alpes, multiplicaron su valor y demanda en los círculos cinegéticos. La caza fue tan desmesurada que en 1972 ya sólo quedaba un reducido grupo de menos de 50 individuos en Cataluña, por lo que era demasiado pequeño para poder sobrevivir a largo plazo. Su extinción en el año 2000 se produjo con la cruel batida del último macho superviviente por un cazador furtivo.

Águila de Verreaux (Aquila verreauxii). Modelo: Óscar Cerrato. Foto: @Walter Jenkel

Porrón europeo (plata) (Aythya ferina). Modelo: Álex Granadino. Foto: @Walter Jenkel

Cernícalo americano (Falco sparverius sparverius). Modelo: Lukas Jonusas. Foto: @Walter Jenkel

Abubilla (Upupa epops epops). Modelo: Robert Gámez. Foto: @Walter Jenkel

Dendrocygna viduata (silver) (Dendrocygna viduata). Modelo: Adrià Anaya. Foto: @Walter Jenkel.

Halcón lanario (Falco biarmicus erlangeri). Modelo: Óscar Cerrato. Foto: @Walter Jenkel
Desde 1700 a. C. hasta la actualidad el hombre ha extinguido a más 842 especies (746 animales y 96 plantas). Muchas de las cuales desaparecieron debido a la actividad humana: ya sea por la competencia generada por las especies invasoras introducidas, la deforestación de las selvas y de los bosques, la contaminación del medio ambiente, o por la caza excesiva, entre otros factores.
Con el inicio de la vida del ser humano en la tierra, el hombre ha tenido una relación directa o indirecta con los animales. Desde una postura dominante y vencedora hacia ellos hasta también reconocerlos como iguales. Cada día somos más conscientes de que debe haber un replanteamiento por nuestra parte hacia el resto de las especies como seres sintientes y que de algún modo tienen algún tipo de relación con nosotros.
Los animales ocupan un importante lugar en nuestra sociedad. Se debe prestar atención a la influencia que ejercen en nosotros, desde los problemas generados por la convivencia, hasta los beneficios que aportan a nivel individual y social. El vínculo con cada especie tiene varios ángulos diferentes y complementarios. La convivencia rutinaria con ellos puede ser variada y generar incluso una “amistad” humano-animal diversa. El objetivo general de este proyecto es profundizar en la relación que se establece entre el ser humano y los animales, tanto en su vertiente positiva como negativa.
Hoy en día nuestra convivencia con los animales ha desarrollado un propio campo de reflexión, cuyo objetivo ha planteado retos y ha abierto nuevas perspectivas sobre este tema tan importante. Este trabajo fotográfico se ocupa de las interacciones entre animales y humanos, explorando los vínculos que se pueden crear. En este sentido, estas “relaciones”, quieren replantear lo humano y lo animal, armonizarlos de nuevo con la Naturaleza y estudiar su aporte a nuestra cultura y sociedad.

Águila real del Himalaya (Aquila chrysaetos daphanea). Modelo: Joaquín Gallego. Foto: @Walter Jenkel

Erizo europeo (Erinaceus europaeus europaeus). Modelo: Óscar Guerrero. Foto: @Walter Jenkel

Pavo real blanco (Pavo cristatus). Modelo: Lukas Jonusas. Foto: @Walter Jenkel

Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus ostralegus). Modelo: Felipe Fajardo. Foto: @Walter Jenkel

Cerceta de Madagascar (Anas bernieri). Modelo: Kevin Francini. Foto: @Walter Jenkel

Barnacla cuellirroja (Branta ruficollis). Modelo: Lukas Jonusas. Foto: @Walter Jenkel

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis michahellis). Modelo: Iván C. Penkov. Foto: @Walter Jenkel

Lobo ibérico (Canis lupus signatus). Modelo: Gerard Urbano. Foto: @Walter Jenkel