Ciudad, dximagazine, Ilustración
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MIR(Í)ADA

Era invierno y sucedía lo gris; a sus pies, remolino de plásticos y papeles sucios. Entre la nube de polvo, le pareció distinguir al desprecio acercarse lentamente. Acercó su mano hasta tocarlo, los ojos cerrados. Respiró hondo, sintió escarcha en sus pulmones y un sabor amargo en la garganta. 

Separó por fin las pestañas y sostuvo su mirada. No sabría decir quién se rindió antes, solo que tras esperar con paciencia lo vio caer, rebotar en el suelo y colarse por una alcantarilla.

Más tarde, miró a la duda fijamente. Contempló también el rechazo, lo tocó, se atrevió a sentir su textura viscosa, y miró tanto y tan bien que lo podrido fue grieta de colores.

Al rato, la hiedra trepó por la burla, la abrazó y cesó de inmediato el olor metálico.¿Y las palabras? “envidia”, “pus”, podría haber dicho; “artefacto de cartón piedra”, “falacia”. Pero pronunció “libertad” y, colocando la punta de su lengua en el paladar, dejó caer lágrimas de alivio.

Pestañeó y sintió el abrazo del silencio; llegaron horas de paz y pudo observar al lamento huyendo colina abajo.

Fue entonces cuando vio su imagen en un espejo y descubrió en sus ojos una enredadera de hojas brillantes, húmedas, con todos los tonos posibles del verde.

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Ilustración: Águeda Alvarruiz

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Ilustración: Águeda Alvarruiz

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Ilustración: Águeda Alvarruiz

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