Realidad y fantasía se superponen en el espacio que ocupan las plantas en áreas comunes y privadas. Diariamente encontramos flores y plantas en los espacios que habitamos y por lo general, éstas cumplen un fin decorativo cuando se colocan en espacios interiores.
Algunas personas adornan sus edificios, hogares y lugares de trabajo con plantas artificiales para no tener que ocuparse de ellas. Estas plantas plásticas no necesitan agua, sol, aire, ni ningún tipo de cuidado humano para preservar su vida. Su uso es completamente artificial y estético.
En el camino he encontrado que estas plantas, muchas veces, en lugar de darle “vida” al espacio que ocupan, cobran vida en el lugar que habitan. Los “retratos” en esta serie reflejan el sentimiento de soledad y abandono, y crean una sensación de nostalgia por el descuido y el olvido. Parecen estar vivas pero en realidad están muertas. Encerradas en su estructural hábitat, en algunos casos, es difícil comprobar su autenticidad a simple vista. Hace falta acercarse y tocarlas para darse cuenta de su falsedad. Estas plantas tienen un fin decorativo y cumplen su papel en su esencia artificial.
DXI46 WATER/AGUA Otoño 2012