El pintor japonés Minoru Onoda (Manchuria, 1937 – Himeji, 2008) entró a formar parte del grupo Gutai fundado y encabezado por Jiro Yoshihara en 1965. Es decir, pertenece a la tercera generación de artistas que tuvo como uno de sus temas principales la incipiente sociedad de consumo occidental. Es decir, su puesta en evidencia y posterior denuncia.
Onoda fue profesor de Bellas Artes en Himeji. Antes había estudiado en Osaka; en los años de aprendizaje estudió con detenimiento la obra de Vincent van Gogh. Su relación con el teórico Michel Tapié, más conocido por haber impulsado el informalismo bajo el concepto de Un art autre [Otro arte], lo llevó a decantarse por la abstracción -no por el informalismo-, como puede comprobarse en el conjunto de su obra. Tapié visitó Japón en 1957 atraído por la obra de los artistas pertenecientes a Gutai.

Minoru Onoda, “WORK77-BLUE112”, 1977, acrylic on cotton on plywood, 80 x 160 x 3.5 cm © Estate of Minoru Onoda
Antes incluso de ingresar en el grupo Gutai, Onoda redactó su propio manifiesto en 1961. Llevaba por título Una teoría de la pintura propagadora, y en él insistía en la idea de reproducción mecánica. Su interés se volcó en la figura y los materiales. Más tarde, en la década de los 70 del siglo pasado, dio en repetir una y otra vez círculos monocromos. Unas pinturas que irá depurando hasta el límite.
Anne Mosseri-Marlio descubrió la obra de Onoda en 2016. Fue en la muestra Gutai: Spirit of an Era, celebrada en Tokio en 2012. Desde entonces ha hecho todo lo posible para organizar la muestra sobre Onoda fuera de Japón, y la monografía que la acompaña -esta que nos ocupa-. En esta última encontramos textos de la propia Anne Mosseri-Marlio, Astrid Handa-Gagnard, Edward M- Gómez o Koichi Kawasaki.

© Minoru Onoda

© Minoru Onoda

© Minoru Onoda

© Minoru Onoda

© Minoru Onoda

Portada VV.AA. Minoru Onoda Zúrich: Scheideggere & Spiess, 2019