Durante algunos años, y en distintas etapas, los artistas Joan Cardells, Jorge Ballester y Enrique Carrazoni conformaron el Equipo Realidad, uno de los puntales de lo que Vicente Aguilera Cerni dio en llamar Crónica de la Realidad. Hoy, dos de ellos –Ballester y Carrazoni– están de vuelta con sendas exposiciones de distinto carácter en la Fundación Bancaja y en el Espai d’Art Fotogràfic de Valencia.
Jorge Ballester (1944-2014) llevaba el arte y la política en las venas. Hijo del escultor Tonico Ballester y sobrino de Josep Renau, vivió en el exilio mexicano como tantos otros intelectuales desterrados (María Zambrano, Luis Cernuda, Juan Gil-Albert). A su vuelta a Valencia, una vez mediada la década de 1960, funda con Joan Cardells el Equipo Realidad. Cuando este último decida abandonar el barco en pos de otros lenguajes y otros ejes temáticos, Ballester recurrirá al fotógrafo Enrique Carrazoni para proseguir su apuesta por el arte político, meramente reivindicativo.
En la muestra de la Fundación Bancaja, comisariada por el historiador del arte Jaime Brihuega y el escritor Joan Dolç, pueden verse obras realizadas por Ballester con sendos compañeros de viaje en los tres primeros apartados –de los nueve de que se compone la exposición–, «Equipo Realidad», «Hazañas bélicas» y «Años de plomo».
Tras la disolución de Equipo Realidad, Ballester –figura radical y honesta consigo mismo donde las haya–, decidió abandonar el lado público de la pintura. Para ganarse el pan se dedicó a otros menesteres ligados al diseño gráfico como encargado de publicidad de la firma Lladró o la realización de cubiertas para el sello editorial de Fernando Torres, con trabajos verdaderamente logrados en libros como François Truffaut, de Dominique Fanne; El arte moderno, de Giulio Carlo Argan o Sentido e insensatez en el arte de hoy, de Gillo Dorfles.
La muestra que nos ocupa se centra sin embargo en la pintura. En esa pintura que, una vez finiquitado el Equipo Realidad, Jorge Ballester sigue realizando en su casa de Godella. Como Ignacio Pinazo una centuria antes, nuestro pintor se ha resguardado del mundo (del ruido, más bien) en este municipio de L’Horta Nord. Rehuirá, de este modo, la fama, pero también las prebendas que los artistas cercanos al poder, a derecha e izquierda, recibirán de la Administración. Algo poco usual. Algo que pone de relieve su voluntad de independencia. De una radical y absoluta independencia.
En estas décadas de trabajo se acercará al cubismo para reinterpretarlo a su manera; se preguntará por el papel del artista al efectuar retratos como el del díscolo Max Beckmann, o recreará obras con un marcado simbolismo como Marat assassiné [La muerte de Marat], de Jacques-Louis David, pintor oficial de la Revolución francesa.
Asimismo, defenderá la pintura hasta el punto de ponerse a desmontar el mito de Duchamp, una de las consecuencias de la época posmoderna. De igual modo, llevará a cabo sus particulares homenajes a boxeadores como Arthur Cravan o a escritores como Alfred Jarry o Antonin Artaud, espejos en los que mirarse con frecuencia.

JORGE BALESTER. ENTRE EL EQUIPO REALIDAD Y EL SILENCIO. Cortesía Fundación Bancaja.

JORGE BALESTER. ENTRE EL EQUIPO REALIDAD Y EL SILENCIO. Cortesía Fundación Bancaja.

Arde Africa. Equipo Realidad. 1967. Colección Herederos Jorge Ballester

Max Becman II, 2002. Jorge Ballester. Colección Philippe Samuel

Retrato de Antonin Artaud. 2012. Jorge Ballester. Colección Herederos Jorge Ballester

Saco y Vanzzeti o la noche americana. 2008. Jorge Ballester. Colección Fundación Bancaja
CARRAZONI, ENTRE EQUIPO REALIDAD Y LA FOTOGRAFÍA. R.M.
Más allá de su participación en el Equipo Realidad, Enrique Carrazoni (1948) es un fotógrafo de largo recorrido. Sus inicios hay que buscarlos, sin embargo, en el mundo del diseño gráfico. Durante los años del tardofranquismo, una vez instalado en Madrid, formó parte de la Familia Lavapiés, una organización de izquierda radical próxima a la Unidad Popular de Artistas y al FRAP. Desde su acción política directa -como ha puesto de relieve J. Vindel Gamonal- se luchaba contra los presupuestos del arte burgués.

ENTRE BASTIDORES Un recorrido cotidiano © Enrique Carrazoni
Fue precisamente gracias a su labor como diseñador lo que le llevó a familiarizarse con la fotografía y a, en suma, dedicarse a ella profesionalmente. Uno de los hitos de su incipiente carrera como artista fue la muestra que pudo verse en la librería Antonio Machado de Madrid. Una imagen que mostraba unas manos entrecruzadas dio pie a una interesada interpretación de la obra, que fue calificada -más bien tildada- de pornográfica.
Años más tarde fue el arquitecto Norman Foster quien, admirado ante uno de sus trabajos, le pidió que colaborara con su estudio. A partir de entonces, la fotografía de arquitectura ha sido una de sus constantes. Ahí están sus trabajos para reconocidos profesionales como Santiago Calatrava, José León Paniagua, José María Tomás Llavador o Félix Candela.
En la muestra que puede verse estos días en el Espai d’Art Fotogràfic (comisariada por Boye Llorens), Carrazoni presenta una serie de fotografías en blanco y negro tomadas entre 2014 y 2018 con el monumento fallero como protagonista. Un monumento no como acostumbramos a verlos en las calles, sino antes de la llamada “plantà”. Las imágenes, sin embargo, trascienden el mero motivo para incidir en la forma o en los efectos lumínicos. Fueron efectuadas mediante el procedimiento conocido como Noche americana.

ENTRE BASTIDORES. Un recorrido cotidiano © Enrique Carrazoni.

ENTRE BASTIDORES. Un recorrido cotidiano © Enrique Carrazoni.

ENTRE BASTIDORES. Un recorrido cotidiano © Enrique Carrazoni.

ENTRE BASTIDORES. Un recorrido cotidiano © Enrique Carrazoni.
En ellas encontraremos referencias a la Historia del Arte: al Josep Renau de la serie de collages titulada American Way of Life o al dadaísmo de las cabezas que realizaran Raoul Haussmann o Sophie Taeuber-Arp. Lo cual trae nos permite deducir la cultura visual de un fotógrafo que domina el oficio y maneja las más diversas fuentes.
La figura de Enrique Carrazoni está de actualidad, pues, por un doble motivo. Con él hablamos de algunas de las cuestiones que nos permiten comprender mejor su dilatada trayectoria artística.
“Equipo Realidad era un revulsivo difícil de colgar sobre un sofá”

Enrique Carrazoni
-
Ingresas en torno a mediados de la década de 1970 en el Equipo Realidad. ¿Cómo se produce este hecho?
Trasladé mi residencia de Madrid a Valencia en 1976. Un amigo común, José María Gorrís, nos presentó. En ese momento, Jorge Ballester y Joan Cardells daban por finalizado el trabajo en equipo; Joan decide trabajar en solitario, Jorge en cambio toma la decisión de mantener el nombre del equipo. Nos veíamos a menudo en actos culturales, iniciando una amistad que duró hasta sus últimos días.
Todo empezó cuando le enseñé un guión que estaba preparando para un posible cortometraje sobre un intento de asesinato en el bar El Racó por un grupo ultraderechista. Fue entonces cuando me habló del proyecto que tenía en mente: quería formar un nuevo equipo, incluyendo fotografía y cine, un grupo más numeroso. Me propuso participar a mí y a Joan Dolç, iniciándose así la nueva andadura. Joan presentó unas primeras ideas con fondo antimilitarista… dándose la paradoja de ser llamado a filas por razón de su edad.
El estudio donde empezamos a trabajar fue cedido por la galería Punto. La Transición fue el tema elegido, todas las mañanas comprábamos la prensa: Las Provincias, Levante, Ya e incluso ABC.
En el mes de octubre de aquel mismo año, empezamos a trabajar sobre las noticias que previamente habíamos ido seleccionado: el secuestro de Oriol y Villaescusa, el asesinato de los abogados laboristas de la calle Atocha en Madrid, etcétera. “Develando” las razones ocultas de los atentados, a través de una doble lectura. Al principio Jorge empezó pintando en acrílico dichos periódicos, pero yo no lo tenía muy claro: “¿Y por qué no los pegamos directamente?”, le propuse. Así empezó todo. El trabajo se desarrolló desde octubre de 1976 hasta abril de 1977. En junio de ese mismo año se expuso en la galería Joan Prats de Barcelona.

JORGE BALESTER. ENTRE EL EQUIPO REALIDAD Y EL SILENCIO. Cortesía Fundación Bancaja.

JORGE BALESTER. ENTRE EL EQUIPO REALIDAD Y EL SILENCIO. Cortesía Fundación Bancaja.
-
En ese corto espacio de tiempo en que Jorge y tú trabajáis juntos os da para llevar a cabo algunas de las obras que ahora se presentan en la muestra de la Fundación Bancaja bajo el epígrafe “Años de plomo”.
La serie de fotomontajes se hicieron cuando caímos en la cuenta de que la policía hacía “bodegones” con las armas incautadas en los pisos francos, de ahí salió Piso franco.
Haciendo un paralelismo entre la obra de Paul Cézanne y el bodegón, generamos un nuevo bodegón que incluía una muñeca, unas cebollas y unas pistolas de juguete.
-
Antes de formar parte de Equipo Realidad, militas durante un tiempo en la Familia Lavapiés. Háblanos de ello.
La Familia Lavapiés era un grupo interdisciplinar de artistas antifranquistas que en un momento dado consideró la necesidad de salir de las catacumbas, organizando para ello una primera exposición en la galería-librería Antonio Machado en Madrid con un manifiesto que lleva por título Arte – Contradicción.
En el espacio expositivo recreamos una supuesta Pinacoteca, con mobiliario “Chippendale y esculturas helénicas” todo hecho en poliespán con intencionalidad “irónico burda”; en la pared colgamos una foto de la marchante Juana Mordó, rodeada de artistas de su galería y una frase: “No inspiraciones pide el pintor a dios, sino doblones”, extraída de El Diablo Mundo, de José de Espronceda. La cosa no hubiera tenido mayor transcendencia si el diario Informaciones no le hubiera dedicado una doble página en el suplemento de Arte.
En esas fechas el Equipo Crónica exponía en dicha galería, y al mismo tiempo el Equipo Realidad (Ballester-Cardells) en la galería Osma, dos equipos, con marcado signo antifranquista, con una diferencia, a nuestro entender: Equipo Crónica hacía concesiones estéticas a la galería, en cambio el Equipo Realidad era un revulsivo difícil de colgar sobre un sofá.
-
¿Qué recuerdo guardas de Jorge Ballester? ¿Era el león tan fiero como lo pintan?
No lo recuerdo tan fiero… Con fuerte carácter y a veces irascible sí, tanto como generoso, su lengua afilada y mordaz, con un sentido humorístico personal e inteligente. R.M.

ENTRE BASTIDORES. Un recorrido cotidiano © Enrique Carrazoni.
ENTRE BASTIDORES. ENRIQUE CARRAZONI
Espai d’Art Fotogràfic
Torn de l’Hospital, 19. Valencia
Hasta el 17 de mayo de 2019
JORGE BALESTER. ENTRE EL EQUIPO REALIDAD Y EL SILENCIO
Fundación Bancaja. Plaza de Tetuán, 23
Hasta el 1 de septiembre de 2019