“El amor en sí no es esencialmente inocente. El amor en sí no es necesariamente nada. El amor es una expresión de energía psíquica en búsqueda de satisfacción”
Wendy Langford.
Un empeño que oscila caóticamente entre la ilusión y la frustración (ilus-tración). Una cata, un intento. ¿Nos intentamos?
Para romper el silencio, te besé que me gustabas, tú reíste tiempos, espacios, dudas.
Abriste un sobre y me enseñaste tu último rasguño; por una mirilla pude ver un sofá con la manta de cuadros aún caliente, dos platos sucios. Mira -dijiste- todavía huele a comida; pollo al curry, creo. Lloraste un rato y miré tu reloj. Piénsalo y me llamas. Me diste una tarjeta de visita, yo la acaricié y vi tu vello erizarse. De acuerdo, pero nunca la renuncia; sumemos y celebremos.
Deconstruye conmigo algo bonito, decías; rompamos este constructo y compartamos los escombros con otras. Que nos prueben libres, que nos contraquieran. Igual, concluimos, si dejamos de pensar en dos todo será más fácil. Juntemos nuestras espaldas y miremos lo común, no nos fusionemos. Colectivicemos el nudo en el estómago, multiamemos.
-¿A quiénes?
– Yo busco y tú eliges: no-normativas, cercanas, afines…
Así fue como sucedieron monosiempres, polinuncas, demidudas, sapiolenguas…
Unos días éramos ágamas, otros anárquicas. A ratos parejamos como los demás, pero saltamos sobre Disney y nos comimos los celos como páginas arrancadas de un cuaderno; con rabia y tinta.
Aprendimos a amar los límites y a querernos marginales, contingentes, dosificadas.
Me sabes a miedo, te dije un día. Sonreíste y pude ver ganas entre tus dientes; cierra la boca, que se te nota el hambre.
Expectativa: expectación+saliva.
Vale: dejemos de meter la política en la cama. ¿cómo se cierran ya los ojos? ¿se puede aprender a no ver? ¿se puede construir partiendo de material de derribo? ¿limar ladrillos quebrados?
Amor, la vida no entra. Ya no sé qué hacer con las ventanas, que se resisten.

VAMPIRE LOVE. © Pablo Ruiz / www.elesferoilustrado.com