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CARMEN GUINOT. “Como diseñadora trato de provocar emociones a través de los productos”.

Carmen Guinot (Valencia,1983). Diseñadora de producto.

¿Por qué decidiste estudiar diseño industrial? ¿Qué es lo que te apasiona de ello? Desde pequeña me ha bastado un lápiz para ser la persona más feliz del mundo. Desde que tengo uso de razón recuerdo ir a la feria del mueble de Valencia y pasarme tardes enteras jugando por los stands. Apreciando los muebles, los acabados, los materiales y los colores. Pero no fue hasta mis 17 años cuando decidí que el diseño industrial era mi futuro, cuando con un simple rompecabezas me quedé fascinada.

Estaba en el Central Saint Martins haciendo unos cursos de verano, cuando me plantearon el reto de tirar un huevo desde seis metros de altura sin que se rompiese, usando sólo cartulina y celo para evitarlo. Para superar el reto tuve que investigar, pensar, maquinar, probar, manipular y finalmente llegar a la meta. En eso se resume el diseño industrial: una aventura constante donde nunca te cansas de aprender, de investigar, de ser curioso. Donde además de ser creativo tienes que ser ingeniero y conocer las limitaciones de las cosas y sus ventajas. Saber que una cosa es la teoría y otra la práctica, y ponerte manos a la obra trabajando las cosas con las manos y la cabeza. Desde aquel día tuve claro que quería estudiar diseño industrial, que lo tenía todo. Es un trabajo creativo pero con aspectos técnicos, un rompecabezas. Y los rompecabezas son mi debilidad.

Carmen Guinot, Diseñadora de producto.

Carmen Guinot, Diseñadora de producto.

¿Qué motivó tu marcha a Londres para buscarte la vida? La verdad es que no tenía un destino fijo, fue una casualidad. La única condición que me puse fue salir de España, simplemente porque hay que vivir experiencias. Y me cogieron en Londres, así que hice las maletas y aquí sigo. ¿Es muy difícil encontrar trabajo allí como diseñadora? Todo depende de cuáles son tus objetivos. El diseño industrial es una carrera muy amplia y es fácil encontrar trabajo, pero eso no quiere decir que te vaya a gustar todo lo que encuentras. Hay que ser exigente. Lo que yo hice fue venirme para unas prácticas en un estudio. Y así, poco a poco, he encontrando mi camino. ¿Qué crees que vieron en ti para contratarte al poco tiempo? La verdad es que no lo sé, ojalá lo supiera. Según mi jefe, mis trabajos tienen una delicadeza y sensualidad que atrajo su atención. Pero lo que más valoran de mi trabajo, creo yo, es la tenacidad con la que afronto el día a día; trabajamos exhaustivamente, mejorando cada proyecto, cuestionándolo y empezando mil veces desde cero. Hasta que obtenemos el resultado final, que siempre deja entrever el cuidadoso proceso de desarrollo que experimentó.

Sin un buen nivel de inglés, ¿es fácil encontrar trabajo? Estamos en el siglo XXI y todo se mueve alrededor del inglés. Nosotros trabajamos con empresas de todo el mundo. Si no conoces el idioma sería imposible. Sería una manera de cerrarte puertas a ti mismo. Pero tampoco es indispensable ser un experto. Londres es una ciudad completamente multicultural donde poquísimos tienen el inglés como lengua materna. La gente es consciente de ello y es normal escuchar acentos de todas partes del mundo. La gente busca un nivel medio de inglés para entenderse con los demás, y no un nivel tan avanzado como la mayoría cree. En Londres has estado en dos estudios diferentes, ¿has notado el cambio? Cada estudio es un mundo. La diferencia que noté fue enorme. En el primer estudio la manera de trabajar es mucho más individualizada y se basa en hacer investigación. En el estudio que me encuentro ahora, todo es “manos a la obra”: coger cartón, cutter, varillas y dejarse llevar, hacer una silla escala 1:1 en una tarde, y al día siguiente destrozarla y hacer otra, y otra y otra. Hasta que finalmente encontramos el camino. Tratamos de centrarnos en las emociones que transmiten los productos. Una manera de diseñar muy cercana a la percepción, intentando evitar tanto como se pueda el modelado 3D, ya que limita tu expresión.

¿Cuáles son tus principales figuras referentes en el diseño industrial? No me centraría tanto en referentes del diseño industrial sino en referentes del campo creativo, incluyendo artistas, arquitectos diseñadores de moda, gráficos, fotógrafos. No nos podemos delimitar al mundo del diseño, tenemos que abrir las puertas a la belleza para sacarle el mayor partido. Pero si tengo que mencionar algunos, destaco a maestros como Castiglioni, Ettore Sottsass, Charles y Ray Eames. Y otros más actuales como Jaime Hayon, los hermanos Bouroullec, Patricia Urquiola y, por supuesto, Doshi Levien.

Has estado de prácticas en estudios españoles como Odos y Culdesac, y cada uno trabaja de una forma diferente. ¿Cuál es la forma de trabajar que te gusta más a ti? La verdad es que no depende de en que país está el estudio, todos son completamente diferentes al resto. Cada persona tiene su manera de trabajar y eso se plasma en el proceso de trabajo del estudio. Ninguno de los estudios en los que he estado tiene una manera de diseñar similar a otro. Y eso es bueno porque así puedes saber qué te gusta y qué no de cada proceso. Cada estudio es un mundo. Comparada con Londres, ¿qué te parece la ciudad de Valencia para vivir? Valencia es una ciudad preciosa, es como la pequeña Florencia de España, donde todo está al lado y la calidad de vida es inmejorable. Pero le falta activarse más. Londres, en cambio, es un no parar… te faltan 24 horas más al día para poder hacer todo lo que deberías. Pero algo que me encanta de esta inmensa ciudad es lo fácil que resulta encontrar la tranquilidad. ¿Qué cualidades crees que debería tener un buen diseñador industrial? Ser libre y seguir su propio estilo, ya que eso te hace único. Y ser critico, cuestionarlo todo una y mil veces.

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