Fotografía, Museo, Wunderkammer
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LA FOTOGRAFÍA COMO INTEGRADORA DE LAS ARTES

Dietmar Siegert es una de esas rara avis que comenzó a coleccionar fotografía por devoción. Al contrario de lo que es o más bien era habitual, se interesó por la fotografía historicista en detrimento de la del XIX inglesa o francesa. Más recientemente, en 1980, conoció al historiador del arte Zdenek Primus, quien lo introdujo en la fotografía checa, algunos de cuyos autores más significativos se implicaron en el surrealismo, movimiento por el que se había interesado antes de la guerra. De esta mescolanza de intereses y encuentros más o menos inesperados surgió la colección Siegert. Una selección compuesta por 164 copias de época y diversos libros ha recalado en España durante estos últimos meses; primero en la Fundación Juan March de Palma de Mallorca; y desde marzo y hasta comienzos de junio, en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca.

Primus, que acudió acompañado del coleccionista a la presentación de la muestra en el museo conquense, explicó algunas de las claves de la historia de la fotografía checa. Una de ellas, dijo, hay que buscarla en el auge que experimentó la fotografía doméstica en la década de 1920. Este interés dio pie a una serie de asociaciones de fotografía artística y publicaciones que propugnaban una nueva modernidad. Curiosamente, los profesionales del medio se quedaron aferrados a la tradición.

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“Desde el centro de Europa. Fotografia checa, 1912-1974”. Josef Sudek, Ventana de mi taller, 1954

De este modo, la fotografía se nutrió con total libertad de otros campos artísticos como la literatura, la música, la arquitectura, el dibujo o la pintura, provocando así la integración de las distintas artes. Ello provocaría que recibiese la influencia de las vanguardias históricas, ejemplificadas en el constructivismo o el surrealismo al que aludíamos anteriormente.

La comunicación entre países europeos facilitaría este cruce de influencias, visible en las imágenes expuestas de Josef Sudek, Jindrich Heisler, Petr Stauda (hábil con los juegos de luces y sombras), Emilia Medková (a la que podríamos emparentar con el Antonio Saura de los monstruos), Alois Nozicka (cultivador del objet trouvé) o Jan Svoboda, cuyas fotografías de esculturas logran traspasar la realidad para sumirlas en el campo de lo onírico.

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“Desde el centro de Europa. Fotografia checa, 1912-1974”

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“Desde el centro de Europa. Fotografia checa, 1912-1974”. Jan Svoboda, Homenaje a Japón, 1968

Con la llegada del comunismo a la antigua Checoslovaquia, la fotografía artística se refugiaría en las portadas de los libros. Algunos de sus ejemplos más interesantes podemos verlos en la muestra; se trata de los trabajos de Karel Teige para títulos de Paul Éluard o de Vitezslav Nezval; Zbynek Sekal (Kafka, Sinclair Lewis); Milan Grygar (Edwin Piscator), Vladimír Fuka (Juan Goytisolo) o Antonín Dimitrov (Philip Roth).

El arte, concluyó Primus, siempre encuentra la manera de expresarse. Seguro.

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“Desde el centro de Europa. Fotografia checa, 1912-1974”. Petr-Stauda,-s.t.,-1935

Karel Teige, portada de Abeceda,1926

“Desde el centro de Europa. Fotografia checa, 1912-1974”. Karel Teige, portada de Abeceda,1926.

Desde el centro de Europa. Fotografia checa, 1912-1974 / Museo de Arte Abstracto Español (Cuenca). Hasta el 4 de junio

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