Entrevistas, Grafismo

ÓSCAR GERMADE, “No hemos sabido incorporar el buen diseño a las empresas como un valor”

Óscar Germade (A Coruña, 1983). Diseñador gráfico. ¿Por qué decidiste cambiar de ciudad y dejar tu Galicia natal? No fue mi decisión. Llegué a Barcelona de la mano de mi familia, cuando tenía 18 años. Mi padre tenía que venir a Barcelona por cuestiones laborales y yo, que quería estudiar diseño, tuve la suerte de llegar a una ciudad como ésta.

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Óscar Germade, Foto: Denisse García

¿Qué es lo que más te apasiona del diseño gráfico como para haberlo estudiarlo y dedicarte a ello? Lo primero y más honesto sería confesar que cuando empecé a estudiar diseño, creí que era algo bastante diferente a lo que en realidad encontré, pero lejos de disgustarme, esta diferencia me apasionó y descubrí cosas que me abrieron un mundo fascinante: la tipografía, el diseño editorial, etc. Hay muchas cosas de esta profesión que me apasionan, como la posibilidad de empezar un proyecto desde cero y verlo producido en relativamente poco tiempo; el proceso creativo se materializa mucho más rápido que en otras disciplinas, como la arquitectura. Lo que más me gusta del diseño es su gran alcance. Me gusta que la gente interactúe con lo que hacemos en el estudio, que nuestro trabajo se vea en las calles, que sirva para aportar calidad visual a las ciudades.

Para ti, ¿cuáles son las principales características que debe tener un buen diseñador? Disciplina, pasión y honestidad. ¿Qué clase de diseñador gráfico te gustaría ser? Me gustaría ser alguien que hace muy pocas cosas, pero las hace muy bien.

Personalmente creo que es difícil ser un buen profesor. ¿Crees que basta sólo con ser buen diseñador para dar clases en grandes universidades como Elisava? Dar clases es seguramente el proyecto más difícil que he tenido hasta hoy. No basta con ser bueno en lo que haces, además tienes que ser capaz de enseñar cómo lo haces, pero sin imponer tu modo de hacerlo. Creo que para enseñar diseño hay que mostrar los procesos de trabajo, dirigir proyectos, intentar motivar e imprimir pasión por el diseño, aportando todo el conocimiento posible… pero dejando libertad creativa a los alumnos.

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Óscar Germade, Foto: Denisse García

En tu faceta de profesor y, a pesar de tener mucho carácter, estás considerado uno de los más carismáticos, ¿cómo lo consigues? Ser carismático sería asumir demasiado. Creo que cuando uno da clases en una escuela de diseño, no lo hace por una mera cuestión económica, sino por intentar aportar algo al gremio y ayudar a que se consoliden nuevos diseñadores. Personalmente me involucro mucho en las clases, empleo mucho tiempo y energía y, pese a tener quizá un carácter serio, creo que los alumnos ven y agradecen que pongas tanto esfuerzo como ellos en el proceso.

¿Cuáles son tus principales referentes en cuanto a diseño editorial? Tibor Kalman, Alexey Brodovitch, Willy Fleckhaus, Fred Woodward, Sonya Dyakova, Fabien Baron, Luke Hayman, Irma Boom, John Morgan, Mike Meire, y algunos otros.

Comparado con otros países, ¿cómo crees que se encuentra el diseño gráfico en España? Creo que España tiene grandes virtudes y algunas debilidades que otros países han sabido superar. La parte del negocio del diseño, de la gestión de estudios, del valor del diseño, es una asignatura pendiente que Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Holanda, etc., han superado. No creo que haya grandes diferencias a nivel creativo, porque hay gente muy talentosa en España… pero sí hay un gran espacio vacío entre la disciplina entendida como un oficio casi artístico y la disciplina entendida como un negocio. Entender la profesión como un negocio a menudo está mal visto dentro del propio sector. Llevar a cabo un trabajo que te apasiona, y obtener beneficios con ello, debería estar legitimado por nosotros mismos, para poder dar el salto cualitativo a la hora de entablar las relaciones con nuestros clientes. De manera resumida: no hemos sabido incorporar el buen diseño a las empresas como un valor.

Además de tener tu propio estudio, ¿qué te aporta trabajar como profesor en Elisava? Me aporta diversión. Tener que salir del estudio. Conocer mucho talento joven. Cuestionarme mi propio trabajo. Aprender a explicar lo que hacemos. Dolores de cabeza. Me quita mucho tiempo. Muchas nuevas amistades con antiguos alumnos. Colaborar con otros profesionales de mucho talento que dan clase.

Para finalizar, ¿En qué te basas para incorporar a gente nueva en tu estudio Tenemos una especie de decálogo en el estudio. El punto ocho dice: “Sólo trabajamos con gente buena, si son buena gente”.

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Óscar Germade, Foto: Denisse García


MÁS: @oscargermade