Arte, dximagazine
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A JUAN, EN ABRIL


Ordenando papeles encontré aquella carta, la única entre todas, entre tus muchas cartas que quise conservar. Esa en la que pintas impetuosos corceles con oscura tinta china y escribes sobre arte y me preguntas cosas que nunca respondí. La había olvidado. Como olvidamos aquello que dejamos pasar. Ahora ante mis ojos, el ojo de un caballo que no mira me recuerda que te debo un texto que hable sobre ti. Sobre tu vida, tu obra inédita y todas esas cosas. Perdóname el olvido, es una deuda más de las que tengo contigo. Te debo el no haber atendido tus últimas llamadas, los mensajes de voz que quedaron grabados en un viejo cassette y que después anudé al lado del despecho, donde mismo guardo los boleros de la Vargas que me hacías escuchar. Tu voz cansada y grave, a veces demandante, trémula y torpe, tu voz… Ahora podría escribirte un rápido mensaje tristemente cursi y hasta lagrimoso, pidiéndote perdón. Pero me he propuesto decírtelo a la cara y recordarte de alguna otra manera. Como por ejemplo, apoltronado en aquel oscuro bar al que solías ir cuando aun escribías y exultabas vigor. Me gustaría creer que puedo ir hasta allá y sentarme junto a ti. Leerás tus poemas como otras tantas veces, repitiendo entre versos que estás bien y entre tus manos se escurrirán papeles, tabaco y sorbos de un añejo ron. Te oiré tararear y decirme que es verdad, que existen los fantasmas, que tú los ves a diario. Me dirás también, como hace tantos años, que te gustan mis ojos y como muevo los pies debajo de la mesa. Reiremos recordando aquellos días locos en la universidad, escribiendo panfletos contra lo sacrosanto, pintando grafitis y organizando tomas. Fue un primero de mayo, y después de la manifa teníamos fiesta y baile. Entonces las palabras nos quedaron de más. Pero yo no tenía lugar para exclusivas. Ni claras las ideas, ni eso de quedarme en un solo lugar. Así que resentido te fuiste hasta Milán. Te dio por pintar, escribir cartas y hacer llamabas por cobrar. No sé por cuál camino llegaste hasta el psiquiátrico. Ya no llamas ni escribes, ni dibujas caballos, ni me dices “te extraño”. Ya no pides auxilio, ni gimes al teléfono, “me encierran otra vez. No me dejan fumar. No me dejan pintar. Prefiero ser ceniza a estar en ese encierro”. Y fueron tantas las entradas y salidas en aquel feo lugar que ya no te creí. Dan ganas de llorar, pero me echo a reír. Pienso volver a verte, pero no será allá, ni aquí, ni en aquel bar. Será en alguna nube cargada de lluvia. Una nube espesa y gris, de esas que suenan a rockola y cantaremos a trío con la Chavela Vargas. Será, cuando yo sea cenizas montada en un caballo de oscura tinta china y te lleve esta carta que nunca te escribí.

*Beatriz es venezolana, antropóloga, escritora y editora con estudios de postgrado en comunicación.
*Juan, poeta y artista plástico venezolano, fue hallado muerto en febrero de 2012, el día de su cumpleaños.

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Dibujo: © Juan Rodríguez

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