El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (Madrid) presenta por primera vez en España una retrospectiva del pintor norteamericano Alex Katz (Nueva York, 1927), una de las principales figuras de la historia del arte americano del siglo XX que, a sus 94 años, todavía sigue en activo. La exposición está comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo, y cuenta con el apoyo del propio artista, que ha seguido en detalle el desarrollo del proyecto. Se han logrado reunir 35 óleos de gran formato, acompañados de algunos estudios, que permiten realizar un completo recorrido por los temas habituales de Katz: sus retratos individuales, múltiples y de grupo, alternados con sus reconocibles flores y envolventes paisajes de vivos colores y fondos planos.
La muestra presenta las obras cronológicamente y cubre casi seis décadas de su trabajo, desde 1959 hasta 2018, revelando la renovación constante a la que el artista se ha sometido a lo largo de su carrera, en la que ha recurrido siempre a los mismos temas, pero sin dejar de introducir nuevas perspectivas.
Alex Katz nació en Brooklyn y creció en Queens. Hijo de inmigrantes rusos, interesados por el arte y la poesía, comenzó sus estudios en el instituto Woodrow Wilson, un centro que combinaba la formación académica y artística. En 1946 ingresó en la escuela de arte Cooper Union, de Manhattan, donde se inició en las teorías y técnicas del arte moderno. Tras su graduación, en 1949, obtuvo una beca de verano en la Escuela Skowhegan de pintura y escultura en Maine, donde le animaron a pintar al aire libre, algo que resultaría fundamental en su desarrollo como pintor y que todavía marca su trabajo en la actualidad: le dieron “una razón para dedicar mi vida a la pintura”, como él mismo explica. Un año después, repitió la experiencia.
En 1950, Katz se instaló por primera vez en Manhattan y vivió en lofts económicos de la parte baja de la ciudad. Se ganaba la vida trabajando en una empresa de enmarcados y realizando pinturas murales. En 1951 inauguró una primera exposición junto a su mujer, Jean Cohen, en la Peter Cooper Gallery, y en 1954 expuso en solitario en la Roko Gallery, ambas en Nueva York.