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DIVINE, “A la gente le encanta sentirse escandalizada. Así que ése es mi trabajo: salir al escenario y escandalizar”.


Si conoces la filmografía del director John Waters, indudablemente conocerás a la que fuera su musa por excelencia, Divine, quien de forma indiscutible es considerada la capitana del movimiento underground y reina trash por antonomasia. Una mujer hecha a sí misma -alumna de los circuitos drag de finales de los años sesenta-, cuya autodeterminación ha sido figura libertadora del movimiento queer en la actualidad. 

Amante del Hollywood clásico, Harris Glenn Milstead (19/10/1945 – 07/03/1989) anhelaba el glamour y elegancia de su amada Elisabeth Taylor. Pero este joven procedente de Baltimore sabía que su personalidad y voluptuosidad no entraban en los estándares idealizados del movimiento drag de la época. Por ello y de la mano de su amistad con el cineasta John Waters, empezaría la gestación de Divine en cortometrajes como “Mondo Trasho” o “Multiple Maniacs”.

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Divine, fotografía de Clay Geerdes.

Pero no sería hasta el estreno del polémico film “Pink Flamingos” (1972), cuando se personifica la icónica estética de Divine, de la mano del estilista Van Smith. Una apariencia de cejas infinitas y facciones exageradas reflejaban la antípoda del canónico glamour de sex symbols como Jayne Masfield o Marilyn Monroe. Pero cuanto menos, su apariencia solo sería la guinda del pastel. Porque la trasgresión nacía de sus actos y, como actriz entregada, Divine nos regaló una de las escenas más grotescas y sensibles del cine contemporáneo. Porque ese acto -la ingesta de un excremento animal-, aún pequeño en duración, suponía la muerte definitiva de la moralidad regia estadounidense. Donde la educación y la pulcritud quedarían opacadas por la sordidez y morbosidad.

“A la gente le encanta sentirse escandalizada. Así que ése es mi trabajo: salir al escenario y escandalizar”. -Divine

 

Porque la autoproclamada “reina de la inmundicia” fue en muchos casos la antecesora del movimiento punk. Con sus actos y presencia nacerían las características propias de individualidad y ruptura, tan representativas de dicho movimiento. Y en gran medida ese “sí” rotundo que proclamaba la figura de Divine, constataba la reafirmación de un colectivo que ansiaba salir de la clandestinidad y el repudio. Detrás de aquella figura superlativa, había un ser cuya juventud -debido a su homosexualidad- estaría marcada por el bullying y el acoso. Y en contra de lo que la sociedad del momento dictaba, Harris Glenn Milstead no reculó en su forma de ser, y en esa actitud políticamente incorrecta se constataba un alzamiento contra aquella sociedad arcaica, aunque ello significara -en ese momento- la ruptura con sus padres.

Harris Glenn Milstead

Harris Glenn Milstead

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Divine, fotografía de Chris Callis.

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Divine, fotografía de Antonio Lopez y Juan Ramos.

Tras saltar a la fama con “Pink Flamingos” y la posterior “Female Trouble” (1974), seguirían en la década de los setenta una serie de representaciones teatrales que giraban en torno al imaginario que emulaba Divine; “La mujer de neón”, “Woman Behind the Bars”, entre otras. Gestándose una gran popularidad en torno a una figura cuyo exotismo atraía a personajes como Jack Nicholson y Lizza Minnelli. Incluso su presencia era archiconocida en el aclamado Studio 54. 

En la década de 1980 su fama quedaría consolidada. Bajo la dirección de su amigo John Waters volvería al cine con la película “Polyester” en 1981. Ese film constató un cambio de registro para ella, que dejó de lado el arquetipo de villana glamurosa -que tanto la caracterizaba- para pasar a ser una humilde ama de casa, demostrando así la polivalencia de su figura y una evolución que se reflejaría en su salto a la música con sencillos como “You Think You’re A Man” o “I’m So Beautiful”, entre otros.

Su actuación para la película “Lust in the Dust” en 1985 (donde por primera vez no estuvo bajo la dirección de John Waters) supuso su llegada al mundo mainstream y su paso hacia un cine de corte comercial. En ese mismo año se desligó por primera vez de su personaje de Divine, con su primer papel masculino en la película “Trouble in Mind”, donde interpretaba a un mafioso. El pico de popularidad le llegaría con el famoso musical “Hairspray” en 1988, bajo la dirección de Waters. Una película familiar que mostraba los problemas de la segregación racial de la década de los sesenta en Estados Unidos y la normalización de diferentes cánones. Recibiendo la aprobación de las críticas y el aclamo del público, las puertas del estrellato parecían estar abiertas para Divine. Lamentablemente nunca llegó a cruzar esas puertas. El 7 de marzo de 1988 su estrella se apagó debido a una insuficiencia cardíaca generada por su problema de obesidad.

Divine en Sudio 54, fotografía de Bill Bernstein.

Divine en Sudio 54, fotografía de Bill Bernstein.

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Divine, fotografía de Clay Geerdes.

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Cartel de la película Hairspray (1988), dirigida por Jhon Waters.

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Divine, fotografía de Clay Geerdes.

Aún habiendo sido prematura su partida, el legado que dejó sigue vigente en la actualidad. Su influencia ha repercutido en todos los campos de la cultura popular: en el cine inspirando personajes como la villana Úrsula de la película “La Sirenita”, llegando incluso al campo de la moda de la mano de Loewe. Bajo la dirección de Jonathan Anderson, la firma española presentó en 2020 una colección de edición limitada que homenajea el legado de Divine, donde el 15% de los beneficios iban destinados a la plataforma Visual Aids, cuyo objetivo es educar sobre el VIH mediante la cultura y el arte. También junto a la Fundación Loewe se realizó una exposición fotográfica que reunía 40 imágenes de la artista drag, a través de la mirada de diez fotógrafos: Antonio López, Clay Geerdes, Greg Gormn…

Todo ello es una muestra de la lucha política que encarnaba Divine. Su figura adelantada exponía temas de identidad, género y sexualidad. Y aunque de forma indirecta, sus ansias y ambición consolidaron un cambio político en la época. Haciendo certera la afirmación de su amigo y guía John Waters, en el documental del 2013 “I Am Divine”: “No iba por ahí dándoselas de político (…) Divine encarnaba la apariencia. Alguien que no encajaba, que exageró lo que todos odiaban, lo convirtió en un estilo y ganó”.

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Divine, fotografía de Greg Gorman.

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Divine, fotografía de Antonio Lopez y Juan Ramos.

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Colección capsula, Loewe x Divine.

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Divine, fotografía de Peter Hujar.



 

 

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