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TRIBUS URBANAS. En la búsqueda de nuestra identidad corremos el riesgo de acabar alienados.

Parece interesante dialogar acerca del concepto de “tribus urbanas” y, sobre todo,, indagar cómo se implementan a nivel social: ¿Cúal es su finalidad? ¿Por qué existen? Como forma introductoria podemos decir que este fenómeno se encuentra vigente en las sociedades desarrolladas. En segundo lugar, que gira -mayoritariamente- en torno al sector juvenil. Y como tercer punto, al pensar en tribus urbanas -como primera asociación- ubicamos este fenómeno en el siglo XX, asociado con movimientos conocidos como los hippies, mods, punks, etc… A grandes rasgos, el nexo de unión de todas estas tribus es la agrupación específica de unos códigos de conducta (vestimenta, política, religión, sexualidad) que definen la actuación de sus integrantes. Interactuando de dos modos con su entorno: como ramificación dentro de la cultura dominante (subcultura), o como contraposición a dicha cultura (contracultura). Hasta aquí, podríamos aceptar esta definición a modo de resumen. Pero para entender del todo a las tribus urbanas debemos de hablar del porqué de su nacimiento.

Como ya he dicho, nacen en el contexto de sociedades desarrolladas, concretamente en todas aquellas postindustriales (cuya riqueza se obtiene del sector servicios y no de la industria), y donde el énfasis recae esencialmente en la información. Esto demuestra la eclosión de toda tribu -la implicación de los medios de comunicación- y su “boom” en el siglo XX. Siglo donde los avances tecnológicos en torno a la comunicación establecieron una nueva serie de canales (cine, radio, televisión) que conectaron diversos puntos del planeta, generando una especie de “quid pro quo” de la información. Por esa razón, somos capaces de relacionar “x” tribu con determinado movimiento (cultural, político, artístico) y viceversa. Ponemos por ejemplo a los rockabilly, cuya existencia es el resultado de la influencia de géneros como el rock and roll y de películas como Rebelde sin Causa (1955). Sin embargo, no llegaríamos a entender este género o arquetipo de películas sin la gestación de una serie de individuos que participaron en dicha cultura específica.

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Figuras como Elvis Presley o películas como Rebelde sin Causa, fueron clave para tribus como los rockabilly.

James Dean con su icónica cazadora roja, (Rebel Without a Cause) Drama estadounidense de 1955 dirigida por Nicholas Ray y protagonizada por James Dean, Natalie Wood, Sal Mineo, Jim Backus, Ann Doran y Corey Allen.

James Dean con su icónica cazadora roja, (Rebel Without a Cause) Drama estadounidense de 1955 dirigido por Nicholas Ray y protagonizada por James Dean, Natalie Wood, Sal Mineo, Jim Backus, Ann Doran y Corey Allen.

En otro ejemplo, sin la aparición de movimientos contraculturales como fueron los hippies en la década de los sesenta, tal vez no conoceríamos a sus ídolos: Janis Joplin o Jimi Hendrix… y al mismo tiempo, sin estos ídolos no se hubiera configurado y propagado el discurso de este movimiento . Por lo tanto, vemos cómo las tribus no nacen de manera casual y fortuita. Son el desencadenante de la realidad social de una época donde los medios de comunicación fueron -y son- los impulsores y vaticinadores de las características propias de las tribus urbanas.

Seguramente en este punto puede resultar tedioso asimilar toda esta información. Para ser francos, el tema de las tribus urbanas resulta un tanto complejo. Pero son una buena representación de los hábitos sociales y de cómo llegamos a implementar modelos de apariencia, consumo o actividades de ocio compartidas que, en definitiva, formulan un estilo de vida e identidad. Digamos que parte de la finalidad que tienen estas tribus es amortiguar la fuerte carga social a la que nos exponemos en el día a día. Una vida rápida sin pausas y donde la identidad puede quedar anulada en pos de la estandarización.

Contracultura hippie en San Francisco. Foto: Nacio Jan Brown

Contracultura hippie en San Francisco. Foto: Nacio Jan Brown

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Contracultura hippie en San Francisco. Foto: Nacio Jan Brown

En una misma colección podemos encontrar elementos rockabilly, glam y de la cultura hip hop. Dolce & Gabbana Ready to Wear 2022.

En una misma colección podemos encontrar elementos rockabilly, glam y de la cultura hip hop. Dolce & Gabbana Ready to Wear 2022.

Por ello, en esta era de globalización y mass media buscamos más que nunca- reforzar nuestra autodeterminación y ensalzar nuestra individualidad. Queremos escapar de la espesa monotonía que marca el ritmo de vida actual, creando una identidad palpable e identificable. Siendo estos hechos perceptibles en la etapa de la adolescencia, momento vital de rebeldía y definición. En este camino, las tribus son el medio para sustentar nuestro “sentido de pertenencia” o, en otras palabras, la necesidad de complementación y búsqueda de personas con gustos e ideas afines a las nuestras.

En este propósito la moda juega un papel fundamental pues es lo que se percibe a simple vista. Como dijo el novelista francés Honoré Balzac: “El vestido es la expresión de la sociedad”. Y resulta muy acertada esta frase porque el conjunto (prendas, complementos, apariencia general) representa todo aquello que nos diferencia, establece roles y clases; indudablemente es el elemento definitorio de las tribus.

En la actualidad, pertenecer a una tribu o identificarse con rasgos de alguna, no necesariamente implica acatar un código férreo de conducta. Con el ocaso del siglo XX, la implementación de internet y la globalización, paulatinamente se fue perdiendo el matiz político que tenían estas tribus y diluyéndose las barreras divisorias de las mismas. El eclecticismo y el revival llegaron para posibilitar la incorporación de elementos propios del punk en un vestido de Versace o una estética gótica en Chanel. De igual forma, la llegada de las redes sociales en el siglo XXI amplificó este hecho. La cultura de lo instantáneo y el deseo de novedad gestó híbridos que fluctúan la estética de forma tendenciosa; y la fidelidad hacia los ídolos y tribus resulta igualmente precaria por parte de los seguidores. Porque las tribus son la constatación de la realidad social del momento.

Combat Girls Rotterdam (1996). Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek.

Combat Girls Rotterdam (1996). Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek.

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Gabbers Rotterdam (1994). Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek.

En una actualidad donde nada está escrito y la inestabilidad impregna todos los aspectos de la vida, no es de extrañar que como individuos prefiramos crear nuestra identidad a través del mestizaje de culturas. Al final, ya nada se asienta de forma permanente; lo que hoy está de moda mañana es desechado, la rutina se vuelve asfixiante y precaria, y como resultado, preferimos la evasión y nomadismo, jugando con la estética sin la necesidad de establecer raíces. Incluso, cabe decir que esta reflexión también alude a todas aquellas personas que no creen formar parte de alguna tribu. Siendo un claro ejemplo la obra Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek. Una obra fotográfica a modo de comparativa, que ahonda en la naturaleza de la individualidad y colectividad, y explora cómo durante esa búsqueda de identidad corremos el riesgo de acabar alienados.

Como conclusión, invito al lector a reflexionar. A preguntarse si forma parte de alguna tribu. Si siente que su identidad es producto de una decisión propia o está condicionada por la dinámica social y los medios de comunicación. Sobre todo, invito al lector a jugar y experimentar su proceso de definición. Porque la estética comporta comunicación pero también el poder mostrar al mundo todo aquello que queremos ser.

Mohawks Rotterdam (1998). Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek.

Mohawks Rotterdam (1998). Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek.

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Omen Amsterdam (2014). Exactitudes de Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek.

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