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LUNA, ENTRE LA CIENCIA Y LA POESÍA

“…hay desde entonces dos lunas. La Luna astronómica, con mayúscula, cuyo valor científico debe ser muy grande, pero que carece por completo de validez poética. La otra es la Luna de siempre que vemos colgada en el cielo; la Luna única de los licántropos y los boleros, y a la cual -por fortuna- nadie llegará jamás.” 

Estas palabras pertenecen a un texto de Gabriel García Márquez titulado “25.000 millones de kilómetros cuadrados sin una sola flor” en el que comenta sus sensaciones tras el alunizaje del Apolo XI, su desilusión ante la ausencia de vida extraterrestre y su desencanto frente a la incomprensión de la vida humana. En cualquier caso, el escritor destaca una dualidad en la luna, capaz tanto de fomentar sesudos estudios científicos como de inspirar cálidos versos poéticos.

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Aka Tsuki de Matthias Liedtke para Ingo Maurer.

La luna es el satélite natural de la tierra que cada noche resurge brillante a pesar de tener una superficie muy oscura, con una reflexión similar a la del carbón. Sin embargo, su brillo proveniente del reflejo de la luz solar, destaca frente a cualquier estrella. A nivel de luminarias, encontramos este mismo concepto de luz indirecta en la lámpara Fortuny que fue diseñada a principios del siglo XX por Mariano Fortuny y Madrazo y que, posteriormente, ha sido reeditada en colaboración con la fábrica de tejidos Rubelli y la creadora de tejidos Dominique Kieffer. Al igual que la luna, la lámpara Fortuny tiene un brillo destacado, siendo todo un icono del diseño.

Galileo, basándose en el sistema óptico de Hans Lippershey, construyó en 1609 un perspicillum, un primitivo telescopio que le permitió observar el cielo cada noche, viendo la luna como nadie lo había hecho hasta entonces. A partir de sus observaciones, publicó “Sidereus Nuncius” (traducible como “El mensajero sideral”), edición que contenía dibujos que mostraban una superficie lunar con sombras, contradiciendo así la esfera perfecta predicha por Aristóteles y, por consiguiente, modificando la visión de perfección celestial o de orden cósmico que había hasta entonces.

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Fortuny de Mariano Fortuny y Madrazo para Pallucco.

y/o 4b. Mountain View de Dima Loginoff para Axolight.

Mountain View de Dima Loginoff para Axolight.

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Mountain View de Dima Loginoff para Axolight.

 

Por otro lado, la presencia de sombras indica la existencia de relieve. Efectivamente, los dibujos de Galileo preceden numerosos estudios científicos sobre la superficie de la luna, compuesta tanto por mares lunares de origen volcánico como por montañas y astroblemas o cráteres. Dima Loginoff también juega con el relieve en Mountain View, consiguiendo así una gran riqueza de sombras y reflejos lumínicos.

Otro ejemplo más orgánico sería Forms In Nature, de Thyra Hilden y Pio Diaz, una lámpara que pretende ser un tributo a la naturaleza. Su valor reside en la creación de un entorno natural, un bosque, a partir de las sombras que genera su pantalla. Sin duda, Forms In Nature consigue sumergir al usuario en este paraje mágico e indómito.

Como ya hemos visto, la observación del relieve lunar ha sido posible gracias a la utilización de telescopios. No podría ser de otro modo, puesto que la luna está a 384.400 km de la tierra. Cuando miramos la luna, la percibimos cercana pero, sin embargo, sabemos que es difícil de alcanzar. No pensó lo mismo Dennis Hope cuando, en 1980, registró la luna a su nombre, junto con algunos planetas del sistema solar, puesto que, al parecer, el Tratado del Espacio Exterior de la ONU de 1967 prohíbe la reclamación de soberanía extraterrestre a los países pero no a particulares. Así, este ciudadano estadounidense ya ha vendido parcelas a más de dos millones y medio de personas. Pero, volviendo al tema de alcanzar la luna, Acorn Studio propone la lámpara Luna, una reproducción de la luna que nos pone este satélite a nuestro alcance. Cada Luna Lamp se realiza artesanalmente con fibra de vidrio y látex, contando con siete tamaños distintos. Además, se puede regular la luz que desprende y es resistente tanto al agua como a altas temperaturas. En definitiva, una luna que puedes tener entre tus manos.

Luna de Acorn Studio.

Luna de Acorn Studio.

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Luna de Acorn Studio.

Finalmente, no podemos dejar de contextualizar la luna, de situarla en nuestro sistema solar. Como apuntábamos al principio, la luna es un satélite, a saber, un cuerpo celeste opaco que sólo brilla por la luz reflejada del sol y gira alrededor de un planeta. Todo gira, la luna gira alrededor de la tierra y la tierra gira alrededor del sol. La teoría heliocéntrica fue desarrollada por Nicolás Copérnico en “De revolutionibus orbium coelestium”, dando paso así a la astronomía moderna. Precisamente, Copérnica, de Ramírez y Carrillo, toma el nombre de este monje astrónomo renacentista, obteniendo como resultado un diseño que cuenta con un contrapeso y que permite la manipulación del usuario a modo de aquellos sistemas solares móviles escolares.

Evidentemente, la disposición heliocéntrica de nuestro sistema solar puede generar bloqueos lumínicos entre cuerpos celestes; este fenómeno se conoce como eclipse. Andrea Brugnera ha diseñado Ròtea, una lámpara que evoca un eclipse gracias a la iluminación del halo o corona alrededor de una pieza rotatoria.

Copérnica de Ramírez y Carrillo para Marset.

Copérnica de Ramírez y Carrillo para Marset.

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Ròtea de Andrea Brugnera para Pallucco.

Continuando con el sugestivo influjo de los eclipses, observamos Aka Tsuki, lámpara diseñada por Matthias Liedtke para Ingo Maurer que juega con las sombras creadas a partir de una pieza cóncava y otra esférica. Akatsuki, entre otros significados, puede referirse a la llamada “luna de sangre”, eclipse que tiñe la luna de color cobrizo.

Antiguamente, la luna de sangre, y los eclipses en general, propiciaban numerosas supersticiones y leyendas: desde catástrofes naturales hasta apocalipsis, pasando por transformaciones en hombre lobo y pérdidas de cordura. Con una aureola de magia evocadora de sangre y sacrificios paganos, se presenta Blood Lamp de Mike Thompson. En este diseño, la luz surge de la reacción química producida entre el luminol y nuestra sangre. Con esta lámpara de un solo uso, Thompson nos obliga a reflexionar sobre el valor de la energía y lo derrochadores que somos con este precioso bien.

La luna, científica o poética, siempre formará parte de nuestras vidas terrenales. Aparece persistentemente frente a nosotros, noche tras noche, de manera objetiva o cargada de emoción, descubriendo datos interesantes para el ser humano o abriendo su corazón.

Blood de Mike Thompson.

Blood de Mike Thompson.

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Blood de Mike Thompson.

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