La Sala Alcalá 31 (Madrid) presenta la exposición de Montserrat Soto. ‘Imprimatur’, comisariada por Alicia Murría y organizada por la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid. Podrá verse hasta el 5 de agosto de 2018. La muestra nos invita a reflexionar sobre el libro como transmisor de conocimientos y el control que, sobre el mismo, han intentado ejercer los poderes fácticos a lo largo de la historia.
Montserrat Soto (Barcelona, 1961) cuenta con más de veinticinco años de trayectoria en el campo de las artes visuales. Su trabajo, desarrollado a través de extensas series, se ha centrado en dos líneas de investigación: de un lado el paisaje a través del viaje y, de otro, el acto creativo y los espacios del arte.
La palabra Imprimatur, que da título a esta exposición, es el término latino (que se traduce como ‘Imprímase’) con el cual el Tribunal de la Santa Inquisición aceptaba la publicación de un texto. En ‘Imprimatur’, un proyecto en el que ha trabajado durante la última década, Soto hace un recorrido sobre la pintura desde la Edad Media a la Ilustración, pero no habla de su factura, del color, de la luz, de su interés plástico o sus aportaciones: sus imágenes se detienen en el libro, en su presencia a lo largo de la historia de la representación, pinturas donde el libro es protagonista o tema relevante. Estas imágenes hablaron en su tiempo de las verdades inmutables a través de la iconografía de santos o de intelectuales casi siempre vinculados a la Iglesia católica.
Montserrat Soto afirma: “Pensé que sería interesante rastrear la iconografía del libro en el arte, buscar la memoria del libro en la pintura y la escultura. En uno de mis trabajos anteriores, titulado Archivo de Archivos, que realicé entre 1998 y 2006 en colaboración con Gema Colesanti, y de cuya serie aparece alguna imagen en esta exposición, ya había trabajado sobre la evolución de la memoria desde sus primeras manifestaciones y sus diversas tipologías de registro, y las comparé con la memoria que actualmente se está desarrollando con la introducción de las nuevas tecnologías”.
Sobre la exposición
A través de 51 fotografías, una escultura y dos videoinstalaciones, Soto incide en la manera en que se ha construido nuestra herencia cultural, de la memoria, y también de su ausencia, de lo que no fue autorizado, de lo que fue borrado, de la censura y de la autocensura.
La exposición, además de las series que componen la reunión de pintura antigua, titulada Dato primitivo 5. Pinacoteca, ofrece dos videoinstalaciones. La primera, bajo el título Sin título. Vídeo Espacio, fechada en 2003, se centra en el proceso seguido contra Galileo por su libro Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo [Diálogo sobre los principales sistemas del mundo] publicado en 1632, donde rechaza el geocentrismo de Ptolomeo. Su obra, en principio, había pasado el filtro de los censores, pero será acusado de propagar doctrinas heréticas.
La segunda videoinstalación se titula Dato Primitivo 4. 1781. Caso Goya, presentada en el Museo Lázaro Galdiano, fue realizada por la artista en 2009 –en coautoría con Áurea Martínez–. Para Soto, tanto Goya como Galileo ejemplifican la intromisión y el dominio ejercido por la Iglesia en la producción intelectual: “Goya estaba furioso, se sentía profundamente agraviado, porque estaban limitando el ejercicio de su autonomía como artista. Él rechaza de plano la intromisión en la obra que estaba realizando por encargo de la Junta de Fábrica de la Basílica de El Pilar de Zaragoza: las pinturas del Regina Martyrum para la cúpula. A los miembros de la Junta no les gustan sus bocetos”.
Según la comisaria, Alicia Murría, “la artista introduce diferentes ‘mensajes’ a modo de llamadas de atención, desde la compartimentación de los espacios en la exposición a través de las frases ‘lo que ves, lo que no quieres ver y lo que no quieren que veas’, a una serie de elementos que, en su formalización aluden a la señalética que encontramos en las calles y carreteras, donde se enuncian derroteros adoptados por el poder establecido –antes y ahora– y opciones que invitan a optar por nuevas travesías”.
Este amplio proyecto reflexiona también sobre el hecho de cómo la imprenta, que amplió de forma extraordinaria el acceso al conocimiento, posibilitó el control de los textos a través de la firma, los datos del editor e impresor y de la ciudad de origen, permitiendo así a los poderes eclesiásticos, políticos y económicos ejercer la persecución de las ideas que combatían, y cómo se puede establecer un paralelismo con Internet y sus formas de acceso, control y censura, bajo su apariencia de accesibilidad e imparcialidad.