Una mutación es una alteración genética que se trasmite por herencia. Según la ciencia, las mutaciones han permitido a algunos organismos sobrevivir, por su adaptación al medio. En un mundo cambiante, contaminado, de experimentación con células madre y alimentos transgénicos, ¿las mutaciones pueden ser nuestra salvación? ¿o nuestra condena?
Philippe Starck, decía en una charla TED “nuestra poesía es nuestra mutación, nuestra vida (…) Mu-ta-ción. Somos mutantes, y si no entendemos profundamente, si no entendemos que somos mutantes, nos perdemos la historia por completo”.
Los centros de formación superior donde se pueden cursar estudios oficiales de diseño, presentan una diversidad estructural tan rica que parece evidenciar esta naturaleza mutante. Su genealogía se remonta a las antiguas Escuelas de Artes y Oficios creadas en cierta medida, para conciliar la máquina con el arte. En su adaptación a los cambios de la sociedad y la economía, las titulaciones se fueron alterando y algunas extinguiendo. Recientemente hemos conocido Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM), Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS), Estudios Superiores (ES), Grado y por último Estudios Superiores de enseñanzas Artísticas Superiores (ESEAS). Todo esto a la vez que las propias escuelas han mudado sus denominaciones según su adaptación al medio: Escuelas de Arte (EA), Escuelas Superiores de Diseño (ESD) y Escuelas de Arte y Superiores de Diseño (EASD).

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Carme Ortiz Valeri (Barcelona),, Miguel Monar Máñez (Castelló), José Luis García Ariza (Valencia), Iván del Arco Santiago (Zamora) y
La vocación por dignificar los estudios y dar al alumnado una titulación superior fue la que trajo los ES, que equivalían a una diplomatura y que mutaron posteriormente a nivel de Grado. Pero la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Granada no permite utilizar esta denominación a las Escuelas Superiores de Diseño y la reciente publicación de la LOE dejó escapar la posibilidad de enmienda. Esta es la razón por la que en los últimos años, hemos podido encontrar conviviendo en el mismo tiempo y espacio, a alumnos cursando ES, con otros cursando ya Grados de Diseño y rizando el rizo, grupos que comenzando como Grados en primero, promocionaron como ESEAS, al terminar el cuarto curso.
¿Es ésta la última mutación? ¿Estamos viviendo mutaciones inevitables de adaptación o las Escuelas de Diseño son víctimas de experimentos genéticos en el laboratorio de la política? Hemos recurrido a los que mejor conocen la problemática para que nos ayuden a comprender y a reflexionar sobre el futuro de las escuelas y de los estudios de diseño. Las directoras y directores de diferentes escuelas de nuestro país han respondido a nuestras preguntas. Este ha sido el resultado.

María José Sanz (Manises) y Mª Luisa Pellegero (Zaragoza).
Responde: María José Sanz. Directora de la Escola d’Art i Superior de Ceràmica de Manises. Antigüedad de la escuela: 100 años.
¿Han experimentado mutaciones los estudios y titulaciones de diseño en su escuela? Oficialmente pocos cambios. En cien años las autoridades sólo han incidido en nuestras enseñanzas en cuatro ocasiones. En la práctica han habido multitud de cambios para adaptarse a las circunstancias del mundo real. ¿Es esta constante mutación una garantía de supervivencia evolutiva y adaptación al medio Bolonia, o por el contrario, se trata de una enfermedad genética de difícil tratamiento? Es curioso que esta adaptación se haga a título personal y que las instituciones vayan siempre por detrás de la realidad. Seguramente es esta paradoja la que nos mantiene vivos a pesar de la falta de interés de los verdaderos responsables, que deberían ser los impulsores del cambio. Sólo sobreviven los que mejor se adaptan: estas escuelas son buena prueba de ello.
¿Cuál sería el antídoto a estas constantes transformaciones y cuáles serían sus efectos secundarios? ¿Es necesario un antídoto? Cualquier intento de parar el cambio convierte en “académicas” las nuevas reglas que se establezcan. Recuerdo que en algún momento de mi experiencia educativa he visto definir en el aula algunos ejercicios bajo la perspectiva “minimalista”. Se es o no “minimalista”, pero carece de sentido reemplazar reglas estéticas del s. XIX por puntos de vista del s. XX. ¿Habría algún tipo de medicina alternativa? Creo que los valores que genera una acción son el resultado de la circunstancias que se dan en un entorno social determinado, si éste cambia tendremos que adaptarnos. ¿Podría el mutante negarse a ser tratado en un hospital universitario? Si la decisión es individual sería algo así como el eterno debate sobre la eutanasia, una cuestión “moral”. ¿Qué tipo de mutación garantizaría la supervivencia de las escuelas de diseño: una técnica como la del arteniero, o una más humanística como la del diseñista? Una realista.
Responde: Mª Luisa Pellegero. Directora DE LA Escuela Superior de Diseño de Aragón. Antigüedad de la escuela: 121 años.
¿Han experimentado mutaciones los estudios y titulaciones de diseño en su escuela? Todas las mutaciones posibles en 121 años. El origen de la escuela en 1895 tiene ya un carácter experimental y marcadamente progresista para dar respuesta a una demanda social de formación de los gremios artísticos en pleno auge del desarrollo urbanístico de finales del XIX, continuando hasta hoy para dar respuesta a las necesidades formativas que demanda la sociedad. ¿Es esta constante mutación una garantía de supervivencia evolutiva y adaptación al medio Bolonia, o por el contrario, se trata de una enfermedad genética de difícil tratamiento? Sin la necesaria mutación para adaptarnos al entorno -cada día más internacionalizado- estaríamos fosilizados y expuestos en el “museo paleontológico del fracaso”. Mejor andar todos a una, aunar esfuerzos y compartir experiencias. La enfermedad genética la provoca el inmovilismo que ralentiza la circulación y atrofia los genes. ¿Cuál sería el antídoto a estas constantes transformaciones y cuáles serían sus efectos secundarios? ¿Para qué un antídoto si la mutación es necesaria para la supervivencia?
¿Habría algún tipo de medicina alternativa? No creo en la medicina alternativa, me reconozco adicta a los fármacos de laboratorio. En caso de utilizar medicina alternativa el peor efecto secundario es la lentitud en ver llegar los resultados mientras te consumen los dolores propios de la enfermedad. ¿Podría el mutante negarse a ser tratado en un hospital universitario? Podría, sólo si fuese un Anarco Cartesiano y estuviera en manos de otros anarco cartesianos como él. Pero la raza de los anarco cartesianos cuenta con tan pocos individuos que no se prevé, ni por la escasez ni por su propia idiosincrasia, que tal circunstancia llegue a darse, aunque si se diese podríamos pensar que sería una experiencia única, fresca y creativa como corresponde a estos individuos. ¿Pero llegaríamos a tiempo con la cura? ¿Y si los anarco cartesianos creasen un área de medicina experimental dentro del hospital utilizando los recursos existentes para sus propios fines? Posiblemente sería la formula más ágil y menos costosa. ¿Qué tipo de mutación garantizaría la supervivencia de las escuelas de diseño: una técnica como la del arteniero, o una más humanística como la del diseñista? ¿Por qué no las dos? Aunque sería bueno poner énfasis en una “humanización”, o correríamos el riesgo de que las máquinas tomen el poder y nos aboquen a una muerte segura (ya se prevéia algo así para el 2001, pero no paso). Debemos ser una herramienta de compromiso y mejora social, agentes constructores de una realidad cultural que potencie valores de identidad, sostenibilidad y “ecodisueño”… Debemos ser hacedores de experiencias extraordinarias. No podemos dejar este trabajo en manos de HAL 9000.

Miguel Monar Máñez (Castelló) y José Luis García Ariza (Valencia)
Responde: Miguel Monar Máñez. Director de la EASD Castelló. Antigüedad de la escuela: 32 años.
¿Han experimentado mutaciones los estudios y titulaciones de diseño en su escuela? En 30 años de historia, la EASD de Castelló ha pasado por tres nombres diferentes y por seis planes de estudios. La escuela sólo conoce el cambio. Se han ido incorporando nuevos estudios y especialidades y ahora tenemos una oferta bastante completa que incluye Ciclos Formativos, Estudios Superiores de Diseño, un Máster Oficial y un Curso de Especialización. ¿Es esta constante mutación una garantía de supervivencia evolutiva y adaptación al medio Bolonia, o por el contrario, se trata de una enfermedad genética de difícil tratamiento? La mutación está en el ADN del diseño. El diseño debe cambiar a la velocidad de la vida, la cultura y la sociedad, y en algunos aspectos debe de ir por delante y ser el impulsor de la trasformación social. Por lo tanto es necesario que también evolucionen los estudios y se adapten a las nuevas demandas. Otra cosa bien diferente es la organización de los estudios. Aquí padecemos unas mutaciones “incongruentes” que vienen de la mano de los diferentes planes educativos que, generalmente, no tienen nada que ver ni con el arte ni con el diseño, y suelen encorsetar los estudios, de manera que dificultan la adaptación y el cambio necesarios.
¿Cuál sería el antídoto a estas constantes transformaciones y cuáles serían sus efectos secundarios? Primero deberemos acertar con el diagnóstico. Estamos juntando problemas legislativos con problemas económicos y problemas organizativos. Quizá la misma solución no es válida para todo. Como he dicho, hay mutaciones necesarias, pero la adaptación requiere un esfuerzo importante. Se necesita una constante formación del profesorado y medios para el desarrollo de programas de investigación. Además estas enseñanzas deberían tener la flexibilidad necesaria para poder adaptarse a los cambios, sin tener que esperar diez años, por ejemplo, para modificar una materia del plan de estudios que ya está obsoleta debido a los cambios tecnológicos.
¿Habría algún tipo de medicina alternativa? A veces las soluciones no hay que buscarlas muy lejos. Ahora la universidad reinventa el aprendizaje por proyectos y el learning by doing, que es lo que nosotros llevamos haciendo desde los tiempos de la Bauhaus. Así que en lo fundamental puede ser que no estemos tan mal. Sólo necesitamos que nos dejen trabajar. Es decir, necesitamos autonomía en la gestión y una ordenación académica y medios adecuados a los niveles educativos que impartimos y a lo específico de estas enseñanzas. ¿Podría el mutante negarse a ser tratado en un hospital universitario? Se ha hablado mucho de este tema, pero de momento no he visto ninguna propuesta concreta. El camino que marca la ley es otro: en la LOE las Enseñanzas Artísticas Superiores están situadas fuera de la universidad. El problema es que no se ha desarrollado el marco legislativo que dé cobertura a esta situación. En la Comunidad Valenciana se dio el primer paso creando el Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas (ISEACV), pero sigue faltando la apuesta por el desarrollo normativo. Es necesaria una ley de ordenación de las Enseñanzas Artísticas Superiores de la misma manera que existe una Ley Orgánica de Universidades. En mi opinión los centros integrados han dado buen resultado. En ellos conviven los ciclos formativos de grado superior y los estudios superiores, ambos incluidos en el marco de la educación superior. Esta hibridación resulta enriquecedora para los estudios y el alumnado. Para la escuela ha supuesto un salto cualitativo que le ha permitido alcanzar una importante presencia social. Cualquier opción que suponga un regreso a situaciones anteriores sería enormemente perjudicial.
¿Qué tipo de mutación garantizaría la supervivencia de las escuelas de diseño: una técnica como la del arteniero, o una más humanística como la del diseñista? Creo que las escuelas perderían su razón de ser si no apostaran por la vertiente más humanística. Las escuelas de diseño tienen su fundamento en el arte y la innovación creativa, y ahora más que nunca el diseño apuesta por el compromiso social, político y medioambiental. Es seguro que debemos tecnificarnos, pero teniendo cuidado de no tecnocratizarnos.
Responde: José Luis García Ariza. Director de la EASD VALENCIA. Antigüedad de la escuela: 165 años
¿Han experimentado mutaciones los estudios y titulaciones de diseño en su escuela? La EASD Valencia en sus más de 150 años ha experimentado todas las mutaciones del diseño como profesión y de la escuela como institución pública: nació por voluntad del proyecto ilustrado pero rápidamente mutó en escuela de “arts & crafts” respondiendo a la industrialización incipiente de nuestro país; el debate sobre si profesionales aplicados o profesionales implicados que se abrió en los años 30 lo clausuró la dictadura, haciendo de las artes aplicadas un instrumento de la invención del pasado y la desmemoria de aquel presente. A finales de los 70 se reabrió el debate pendiente entre diseño o artes aplicadas, y la escuela mutó a escuela de diseño desde mediados de los 80. En ese camino proseguimos. Los cambios en las titulaciones no han hecho sino reconocer tanto aquella mutación pedagógica de la escuela como la mutación profesional que ya había ocurrido.
¿Es esta constante mutación una garantía de supervivencia evolutiva y adaptación al medio Bolonia, o por el contrario, se trata de una enfermedad genética de difícil tratamiento? Bolonia para nosotros ha sido como agua de mayo: el reconocimiento de la importancia del saber-hacer, de la formación para el ejercicio de la profesión, de la enseñanza centrada en el trabajo del alumno; la discusión decimonónica entre lo superior y lo aplicado queda disuelta.
¿Cuál sería el antídoto a estas constantes transformaciones y cuáles serían sus efectos secundarios? Sin cambio e innovación no hay diseño; el diseño como práctica es más horizontal que vertical, más democrática que aristocrática, más implicada que subordinada. Bienvenidos sean sus efectos secundarios, es un precio que se paga con gusto. ¿Habría algún tipo de medicina alternativa? Aceptar las consecuencias de la elecciones: si se elige diseño, no se elige arte ni ingeniería ni antropología, aunque su conversación nos interese y mucho. ¿Podría el mutante negarse a ser tratado en un hospital universitario? No se trata de ser tratado sino de tener la autonomía necesaria para la organización y el funcionamiento: ¿Modelos? Miren a Europa. ¿Qué tipo de mutación garantizaría la supervivencia de las escuelas de diseño: una técnica como la del arteniero, o una más humanística como la del diseñista? El diseño ha sido, es y será un cruce de caminos, ese es su destino. Conviene no confundir el cruce con los caminos.

Iván del Arco Santiago (Zamora) y Carme Ortiz Valeri (Barcelona)
Responde: Carme Ortiz Valeri. Directora DE LA ESDAP. Escola Superior de Disseny i Arts Plàstiques de Catalunya. Antigüedad de la escuela: Se creó EL 13 de julio de 2010.
¿Han experimentado mutaciones los estudios y titulaciones de diseño en su escuela? La “Escola Superior de Disseny i Arts Plàstiques de Catalunya. ESDAP”, fue creada con el despliegue y la implantación de los títulos superiores de grado de enseñanzas artísticas superiores, previstos en la Ley Orgánica de Educación de 2006. Sin entrar en detalles concretos, ni en las mutaciones y transformaciones de titulaciones oficiales ya existentes en diseño, el currículum actual ha seguido el devenir del tiempo y las circunstancias. Circunstancias siempre favorables, por el contexto donde está situada la escuela, Barcelona-Catalunya, territorio con una importante tradición en el desarrollo de la disciplina del diseño y por la decisión de trabajar para la acreditación de calidad del título prevista en el Decreto 85/2014, de 10 de junio (dels ensenyaments artístics superiors), decreto que ordena la implantación de estas disciplinas y por ende la de diseño en Catalunya.
¿Es esta constante mutación una garantía de supervivencia evolutiva y adaptación al medio Bolonia, o por el contrario, se trata de una enfermedad genética de difícil tratamiento? Desde mi punto de vista, la implantación en el Estado Español, aunque tardía, del marco de educación del Espacio Europeo de Educación Superior, ha supuesto una mutación importante, en particular para las escuelas de diseño y en general para el desarrollo metodológico en el espacio de las enseñanzas artísticas superiores y las disciplinas que les son propias: arte dramático, danza, música, y conservación y restauración. ¿Cuál sería el antídoto a estas constantes transformaciones y cuáles serían sus efectos secundarios? El antídoto sería trabajar en igualdad de condiciones y oportunidades para mejorar los niveles de formación y especialización de los centros. Quiero decir, trabajar desde estructuras de calidad que acreditaran los títulos, a la par que la base de actuación fuera similar y tendente a centros especializados para poder articular colaboraciones y sinergias, y ser competitivos en el marco de la formación superior, desde el espacio local al global.
¿Habría algún tipo de medicina alternativa? La medicina alternativa sería en la línea que acabo de trazar: trabajar desde la certificación y el control externo de la calidad educativa. ¿Qué supone esta opción para las escuelas del ámbito público y privado? Entiendo que supone una revisión a fondo de las estructuras organizativas, sus sistemas de garantía interna de calidad, las condiciones académicas de su profesorado y sus mínimos comunes denominadores. ¿Cuáles son sus puntos fuertes y sus debilidades desde el análisis de las estructuras existentes? Detectar el papel, los trazos de identidad, de complementariedad y de tensión entre ofertas sería muy importante para dibujar una buena cartografía complementaria de nuestra oferta educativa. ¿Qué cambios se suponen imprescindibles? Llegar a indicadores buenos de transparencia y objetivación, trabajando con datos y evidencias para adecuar la oferta a las nuevas necesidades de una sociedad cambiante, bien descrita por el sociólogo Zygmunt Bauman en “Sobre la educación en un mundo líquido”, texto donde reflexiona sobre el papel de la educación en el mundo contemporáneo.
¿Podría el mutante negarse a ser tratado en un hospital universitario? Entiendo que el tema que la pregunta plantea fue un episodio poco afortunado de nuestra reciente historia política y social. Ningún país instalado en la modernidad -o si se quiere, en el epígrafe de la postmodernidad- puede hablar de propiedad del conocimiento. Sí que podemos hablar de marcos adecuados académicamente, competitivos… con metodologías más conservadoras o innovadoras… pero, reitero, en la sociedad de la información y el conocimiento ningún marco que imparta educación superior tiene la exclusiva de certificación de conocimiento, idea que incluye el marco universitario y lo convierte en uno de sus espacios posibles. ¿Qué tipo de mutación garantizaría la supervivencia de las escuelas de diseño: una técnica como la del arteniero, o una más humanística como la del diseñista? No creo que técnico y humanístico sean planteamientos antitéticos ni antagonistas, los entiendo complementarios… incluso me atrevería a decir que quien logre diseñar un currículum donde estos aspectos se traten equilibrada y adecuadamente, preparará alumnos que podrán afrontar los retos de la sociedad contemporánea con creatividad y capacidad de respuesta técnica.