El Moderna Museet de Estocolmo examina la obra de Francesca Woodman, con la exposición ‘ON BEING AN ANGEL’. Con solo 22 años, dejó tras de sí una obra fotográfica con una puesta en escena que subyuga y desconcierta y que muchos han interpretado como la anticipación, visual y estética, de su suicidio. Hasta el 6 de diciembre. Se muestran un centenar de imágenes, entre ellas numerosos autorretratos y retratos de sus amistades en los que las figuras parecen esconderse, tratando quizá de hallar intimidad o refugio, tras muebles en interiores. Muchas veces sus fotografías se presentan borrosas o fragmentadas, de modo que la identidad de los modelos permanece oculta al espectador.