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ÍÑIGO MARAVÍ SE AUTOENTREVISTA

Apoyé la cabeza contra la pared y la miré… nada más. Ahí es donde empezaba. Te lo crees y aparece… la ansiedad… atacando como un cuchillo. La segunda puñalada es el exceso… de tiempo libre. Parece que hay que utilizarlo… el tiempo… lo único que nos pertenece. -¡Callaos! -Grité. No había forma de que desapareciera… de que desaparecieran. Necesitaba que alguien me hablase. Tres días tumbado en la cama sin hacer nada pasan factura… de una forma u otra. 

Lo había tenido relativamente fácil… ¡me habían publicado! ¿Qué es lo que estaba haciendo mal? ¿Qué tenía que les gustaba? Las palabras resonaban en mi cabeza: “Algo estás haciendo mal si te publican”. La pared se acercaba y se movía. Había rostros que aparecían en las gotas de yeso. Gritaban al unísono. Todas querían llamar la atención… ser las primeras. Gritaron… gritaron al unísono y comprendí a todas de la forma que entendemos a una silla cuando nos pide que nos sentemos en ella.

Iñigo Maraví.

Iñigo Maraví.

¿Desde cuándo te importan esas cosas? No era que importase… ¡nada importaba! El tiempo libre no era para tener grandes pensamientos. Simplemente era necesario. No me rascaba la perilla… nada de eso. El reto era conseguir fumarse un cigarro sin llegar a pensar en nada. Luego te levantabas y a escribir. Eso era lo que valía. Eso y todo lo demás… una vida entera.

¿Es mejor escribir por la mañana o por la noche? La pregunta del millón. Te sientas y escribes… como un loco… aunque sea sólo un párrafo. Luego te levantas y te sientas de nuevo. Escribes otro párrafo… y otro y otro. Te das un paseo y no escribes en tres días… y te torturas por ello. Luego piensas: ¡Vivir es escribir! ¡Vivir es escribir! ¡Eso es! Entonces te sientas y escribes tres páginas y no vuelves a tocar el ordenador en cuatro días… y te torturas de nuevo ¡qué más da! ¡Vivir es escribir! ¡No hay separación! ¡Ni un poco! Vuelves, te sientas de nuevo y no escribes ni una línea… y te das un paseo. Entonces lo ves… ¡ahí está! La esquina de la calle… y hablas con ella… y le guiñas un ojo. Luego viene el suelo, el cielo… y la acera se mueve más que tú. Entonces vuelves a pensar… ¡vivir es escribir! ¡No hay separación! Tus ojos se mueven por la calle como si leyeses un libro, como si lo escribieses con los pasos que das… ¡Vivir es escribir! ¡Es lo único que vale!

¿Pero es que todo es real? ¡Acuérdate de mí! ¡Soy yo! ¡Tu memoria! ¡Vete a la mierda! No eres más que materia prima. Eres una materia informe. No eres real. Estás ahí porque no me queda otra… no me han dejado opción. Eres lo que tengo y te quiero, pero no me vengas con esas. ¡Vete al carajo! Estoy casado contigo sin elección. Desde el principio me dijeron que te amase, pero te odio. No me importas una mierda… y te diré por qué. Sólo eres una entre miles… la que me ha tocado… la que se queda ahí y pretende ser alabada… la que pende de un hilo… ¡maldita seas! Me levanté y chupé la pared…¡sabía a sudor! Me di la vuelta y los vi. Ahí estaban todos los escritores que había leído. No sólo los que me gustaban… ¡todos! ¿Qué es de nosotros? -Dijeron-. ¿Es que nos has olvidado?

¡Nunca! Os llevo como una mochila. Sois mis compañeros… siempre estáis ahí. De una forma u otra aparecéis. Cuando menos me lo espero aparece Dostoievski detrás de un contenedor y me da una colleja mientras me señala algo. Yo lo miro y chocamos las cinco. Después me olvido de él… ¡Hasta la próxima! Mejor que collejas dame un golpecito en el hombro… las collejas son humillantes.

Iñigo Maraví.

Iñigo Maraví.

¿Quién es más importante de todos nosotros? Nadie…nadie. ¡No hay nosotros! Vas por la calle y pasan cosas. La gente se mata y pasan cosas. Ni lo bello, ni lo ordenado ni lo feo. Sólo el estilo… lo es todo. Desde el momento que algo sale de dentro de uno es suyo… aunque lo haya dicho otra persona.

¡Vamos! ¡Mójate! Haces caso a unos más que a otros… Volví a sentarme en la cama y miré de nuevo a la pared. Yo la amaba por igual. No era la pared lo que amaba… Simplemente estaba ahí y ya por eso siempre tendría un hueco dentro de mi corazón. Fuera chorradas… No es que hable de cosas serias… pocas cosas lo son. Cuando te enfrentas a una pared en blanco todo se pone del revés… ¡Inténtalo! ¿Hay que trabajar mucho? ¡Sí y no! ¿Te importa algo? ¡Sí y no! ¿Es que eres un cínico? ¡Sí y no! ¿Cuál es tu comida favorita? ¡Sí y no! Me levanté de nuevo y compuse una oración… una plegaria hacia esa pared… ¡mi pared! La bendije en diez idiomas distintos… ¡era mi pared! ¡Igual de distinta que todas! Di tres pasos hacia atrás y corrí con todas mis fuerzas hasta golpear con la cabeza en el yeso. Una raja de arriba abajo apareció… una raja que formaba dibujos extraños.

Libro "Los Nuevos" de Iñigo Maraví. Es una novela urbana que versa sobre la peculiar y extraña vida que llevan Ángel y sus amigos, quienes suelen cumplir su gran objetivo vital: no hacer nada.

Libro “Los Nuevos” de Iñigo Maraví. Es una novela urbana que versa sobre la peculiar y extraña vida que llevan Ángel y sus amigos, quienes suelen cumplir su gran objetivo vital: no hacer nada.

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